Por: Dra. Marbella
Camacaro Cuevas
Coordinadora/Investigadora
de la Unidad de Investigación y Estudios de Género “Bellacarla Jirón Camacaro”.
Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo Sede Aragua.
Independientemente de
que haya sido una declaración apresurada por parte de la Diputada encargada de
la reforma, a lo que me quiero referir en este escrito es que la promoción de
la lactancia materna se queda en el vacío si no se modifican algunas pautas o
rutinas que no están contempladas a lo largo del proyecto de dicha ley y que
están institucionalizadas por parte del ejercicio médico obstétrico y por la propia
institución hospitalaria, entre algunas de estas prácticas de rutina está la
separación del recién nacido o recién nacida en el momento del parto, ésta
rutina es el primer eslabón de la cadena que atenta contra la lactancia
materna, porque para nadie es un secreto que el inmediato contacto del niño o
niña con la madre y el pezón de su pecho estimula fisiológicamente el bajado de
la leche, psicológicamente el contacto íntimo afectivo y emocional de un/a
niño/a con su madre y el respeto al derecho humano tanto de la madre como del
recién nacido o recién nacida.
En investigaciones que
por quince años he llevado a cabo en relación a la violencia obstétrica, he
conocido científicamente que uno de los momentos más estresante y angustiante
para las madres, por encima del hecho de encontrarse sola y sin apoyo, de pasar
horas sin comer ni tomar agua, de ser sometidas a procedimientos médicos sin su
conocimiento o autorización, es cuando nace el/la niño/a y se los/las llevan a
realizarle las rutinas pediátricas medicalizadas, sin mostrárselos/as, sin
poder tocarlo/a, abrazarlo/a, cargarlo/a y sólo recibiendo información mínima
sobre el género y su salud. Ellas manifiestan una profunda ansiedad por temor a
que sus hijos/as sean cambiados/as, robados/as o hasta que tengan alguna
malformación. Estas vivencias que experimentan las madres no son precisamente
la preparación médica, psicológica y afectiva, para que las mujeres puedan dar
una lactancia materna acorde con lo que la propia promoción espera del proceso
de la lactancia.
El discurso de la
promoción de la lactancia materna, desde mi punto de vista, está permeado por
la fuerte concepción biologicísta de las mujeres, donde se toman en cuenta para
excusar que una mujer no lacte, sólo razones de tipo orgánico, como VIH-SIDA,
que estén sometidas a algún tratamiento o que sufran alguna afectación de las
mamas, lo cual pone de lado la profunda contradicción de la lógica
médica-hospitalaria, la cual por un lado promueve salas de lactancia materna y
por otro la niega con las rutinas y el ambiente que viven en los centros de
atención las gestantes, generalmente las más pobres que son quienes reciben atención
en los centros públicos: las madres son castigadas, por el hecho de ser
mujeres, por la realidad social, por la
institución y por las leyes.
Para
abonar las políticas y derechos vinculados con la salud sexual y reproductiva
de las mujeres, dentro de los cuales se encuentra la lactancia materna, el
Estado debe sacar los partos de bajo riesgo de los hospitales, y que estos
queden para lo que fueron creados: para responder frente a enfermedades. Las
casas maternas deben ser creadas como políticas locales para que aquellas
mujeres que no presentan alto riesgo obstétrico (que son la mayoría), puedan
acudir a lugares dignos, acogedores, propicios para la promoción de la
lactancia y donde el parto no sea tratado como una enfermedad sino como un
proceso humano y natural. Ésta política es una deuda que se tiene después de la
aprobación de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida de
Violencia.
Creo que todo Estado
tiene el compromiso social de promover la lactancia materna, porque
indudablemente va a favor, no sólo de la salud de las/los niñas/os sino de los procesos
posterior al parto de las mujeres, pero debe hacerse de manera generosa
invitando a la población a conocer los beneficios, contextualizada con la
realidad de la mayoría de las mujeres a quiénes va dirigida la promoción y
respetando los derechos de las mujeres porque la lactancia materna es una
opción, no una imposición.
Maracay, 24 de Junio
del 2013.
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